Redes Sociales

Página de Facebook Youtube Twitter Google+ Mail: hinacheshire@gmail.com

viernes, 14 de noviembre de 2014

El síndrome de París y las capitales

Hace un tiempo leí a alguien contar su experiencia con este síndrome, no porque esa misma persona lo sufriera, sino porque vio sus efectos en alguien que acababa de conocer. Me pareció una situación tan exagerada (no por eso no me lo creí) que busqué más información. El síndrome de París es un trastorno que afecta sobre todo a gente asiática que viaja a la capital francesa. Sienten tal decepción por una ciudad que tenían tan idealizada que les invade una gran desilusión, seguida por otros síntomas como desrealización, taquicardia, ansiedad, mareos...algunas veces incluso tienen que ser hospitalizados.

París desde la Torre Eiffel



Es justo lo contrario al Síndrome de Stendhal (o síndrome de Florencia) que también afecta a turistas asiáticos que se ven abrumados por la belleza del arte florentino, pero que curiosamente tiene síntomas parecidos.

Esto no deja de ser una simple anécdota para mí, porque nunca he conocido a alguien que haya padecido tal trastorno ni lo he experimentado yo misma. Aunque personalmente nunca tuve especial ilusión por ver París, sí que es verdad que desde pequeños nos inculcan esa imagen de la ciudad de los sueños, la ciudad del amor, con ese ambiente bohemio y pintoresco tan característico. Menos mal que vi la película Medianoche en París después de mi visita porque cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Me encontré con una ciudad gigante (que fuéramos a todos lados andando no ayudo para nada) gris, mucho tráfico, mucha gente con caras largas y muchos edificios grandes e iguales. Vamos, lo que es cualquier capital hoy en día, pero a mí no me gusta nada. Con esto no quiero decir que todo sea horrible, para nada, solo que los lugares bonitos son zonas concretas como un museo, un parque, una catedral o un monumento...sí, muy bonito, pero eso no cambia la imagen que tengo de la ciudad en sí. Ni mucho menos tuve los síntomas del síndrome pero si que sentí esa punzada de decepción a la que tampoco le hice mucho caso porque me lo pasé genial con mis compañeros de clase y eso es lo que de verdad cuenta en algunos viajes.

El museo del Louvre

Fuente Stravinsky, París

Y que pasa, ¿esto solo ocurre en París? Pues claro que no, a mí me ha pasado con casi todas las capitales que he visitado: Madrid, Roma, Dublín y Londres, siempre por la misma razón. Con la única que tenía grandes expectativas era Londres, de la cual me gusto la gente, sus parques, y algunas zonas  como Camden Town. Desde que tengo recuerdo siempre había soñado con ir a vivir a la que pensaba que era la ciudad de mis sueños. Después del viaje me embargó la sensación de no querer irme, quería volver. Con el tiempo reflexioné y llegué a la conclusión de que no me gustaba la ciudad, pero sí el ambiente y su gente estrambótica, la variedad de tiendas y establecimientos de todo tipo que normalmente no veo en mi ciudad o los libros a 3 libras; pero nada más. Ya no me apetecía establecerme en esa ciudad de por vida como tantas veces había soñado en mi adolescencia, esa ciudad no estaba hecha para mí. Aun así tengo que decir que pese a que no es una de mis favoritas, sí que me gusto bastante, simplemente tenía las expectativas demasiado altas.

Así acabé tras una semana andando por las calles londinenses
Pero creo que todos los viajes merecen la pena

Por el contrario, las ciudades que más me gustan tienden a ser más pequeñas y tienen esa cualidad de poder mirar  cada rincón y que te parezca hermoso, que incluso puedas transportarte a otra época e imaginar a gente de otro siglo pasear por las mismas calles que tú. Poder disfrutar cada callejuela porque desprende magia por sus paredes, sus bancos, sus farolas, sus árboles, sus monumentos, sus terrazas, sus tabernas o sus gentes. Entonces sí que me voy con la sensación de no querer marcharme, que esa es mi ciudad ideal y todavía hoy en día sigo soñando con volver. Para mí es muy importante que una ciudad sea estéticamente maravillosa, siempre junto a personas agradables, lugares culturales interesantes y demás.  Por estas razones mis  ciudades favoritas son Galway, Brujas, Venecia y Verona.

Brujas
En Venecia hasta las farolas son bonitas

Que le voy a hacer si me pierden las ciudades pequeñas, tienen más encanto, tienen espíritu propio. Aún me quedan muchas capitales por visitar y espero que me hagan cambiar de opinión. Siempre viajo con la mente abierta y a la expectativa de las maravillas que puedo conocer. Pero por el momento, lo siento Roma, Londres, París, Dublín, Madrid; seguro que hay mucha gente que os disfruta más que yo.

¿Habéis tenido alguna experiencia con estos síndromes? ¿Cuáles son vuestras ciudades favoritas o menos favoritas? Podéis dejar vuestra opinión en un comentario :)

8 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada!
    A mí me pasa un poco parecido, pongo demasiadas expectativas en un lugar que no llega a cumplir. Como en el caso de Londres, me sentí exactamente igual que tú, me gustó la gente y el ambiente, incluso podría pasar una temporada por allí, pero no era mi ciudad.
    En el caso de Roma, todo lo contrario, creo que es la capital que más me ha gustado. Creo que hay una combinación muy equilibrada entre arte y ciudad urbanizada.
    Verona y Venecia me agobian un poco, son muy bonitas pero demasiado turismo.
    Espero que viajes a alguna capital que te guste pronto ;)

    ResponderEliminar
  2. Bueno, creo que si vuelvo a algunas de esas ciudades puede que cambie de opinión, que te guste o no un lugar depende de muchas cosas. También estuve en Bruselas que era bastante bonita pero estuve menos de un día y casi no me acuerdo así que no puedo opinar mucho.

    En cuanto a Verona y Venecia no sé si viviría ahí pero si sé que volvería 50 veces y no me cansaría (al menos en Venecia). De momento pienso que lo mejor es ir a un lugar del que no sabes nada y que acabe siendo una de tus ciudades favoritas :3

    ResponderEliminar
  3. Hola! Me ha parecido muy interesante tu entrada.

    Justo el mes pasado estuve en Londres, nunca había ido y me ha pasado un poco igual. Me ha encantado pero al llegar a los sitios más famosos como Picadilly y tal, no me ha impresionado. No sé si porque los hemos visto 1.000 veces en la tele en anuncios y en muchos sitios, pero no me impresionaba el estar allí.

    En cambio este verano estuve en Tailandia y Bangkok que es una ciudad enorme también pero con menos sitios emblemáticos que ver, me impresionó más, seguramente por eso de que es algo totalmente distinto a las ciudades europeas.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy completamente de acuerdo, lo que tengo unas expectativas sobre Tailandia bastante altas, intentaré controlarme a ver qué me parece cuando vaya...¡Gracias por comentar!

      Eliminar
  4. Completamente de acuerdo, a mi París me pareció una mierdën, osea molo pero yo que sé... la gente lo exagera jaja
    Lo bueno es que no lo tenía idealizado... sin embargo a Londres sí, miedo me da ir...
    Son chulísimas todas las fotos y me encanta como escribes. Quiero hacerme fotos como la que te hiciste en Londres caminando con la mano hacia atrás!!!
    Un besiii

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajaja, díselo a mi novio que odia hacer esas fotos porque dice que es muy difícil. Gracias por el comentario aunque creo que hasta las patatas escriben mejor que yo, pero a escribir se aprende escribiendo, o eso dicen.

      Eliminar
  5. Una bonita reflexión, no sabía de la existencia de este síndrome. Las ciudades pequeñas son más compactas. Brujas, Gante, Dubrovnik, Ohrid, Prizren, Kotor, Cesky Krumlov. Sin embargo entre las grandes capitales yo me quedo con Estambul y Roma. Precisamente ahora estoy trabajando en un post con las 10 mejores grandes ciudades. Un saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, ¡gracias por el comentario! He oído muy buenas opiniones sobre Estambul y tengo ganas de ir, espero ver ese post con las 10 mejores ciudades grandes para tomar nota. Un saludo.

      Eliminar