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martes, 20 de enero de 2015

Un paseo otoñal por Ordesa, Aínsa y Alquézar

Entre las Navidades, la pereza, los estudios y demás excusas baratas, no he podido escribir nada desde hace muuucho tiempo, pero al fin me animo para contar una de las mejores excursiones que he hecho nunca. Aunque a decir verdad, tampoco he hecho muchas.

A veces no hace falta irte al otro lado del mundo para poder disfrutar de paisajes que desprenden magia. Y uno de los mejores ejemplos lo tengo en mi propia tierra, y es que el Pirineo Aragonés tiene un encanto especial.





Gracias a ESN (Erasmus Student Network) he podido conocer parte de esta zona junto a otros 200 estudiantes universitarios tanto de mi ciudad como de otros tantísimos países, además de disfrutar de una fiesta inolvidable. La verdad es que fue una manera muy divertida y diferente de viajar y conocer tu propia tierra, casi, casi como si fuera una estudiante erasmus más. También tengo que decir que esta vez no puedo decir mucho sobre cómo he preparado el viaje y esas cosillas simplemente porque no lo he preparado yo :D Lo único que puedo decir es que llevéis calzado muy cómodo e impermeable, abrigo, bebida y comida y no os carguéis mucho más, dejad lo que no necesitéis para la caminata en el coche y pensad en vuestra pobre espalda.



Espero recordar durante mucho tiempo lo bien que lo pase, los dolores durante y tras una caminata de 6 horas (que mereció mucho la pena), lo gratificante que es ver paisajes tan preciosos después del esfuerzo de ir caminando hasta ahí, las risas con las personas que te acompañan, la fiesta cuando cae la noche con baño en la piscina incluido, despertar casi en medio de la naturaleza, visitar pueblos que parece que se han congelado en el tiempo y conocer más a fondo a personas geniales. Aquí os dejo algunos recuerdos para que os hagáis una idea, aunque no hay nada como vivirlo.













Circo de Soaso

Durante la caminata se pueden ver varias cataratas, vistas vertiginosas, bosques de pinos y hayas con sus espectaculares colores en pleno otoño y tras unas cuantas horas subiendo cuesta arriba la peor parte llega cuando pasas de tener que andar a subir por unas escaleras "naturales". Una vez arriba llegamos al circo de Soaso donde pudimos disfrutar de los primeros copos de nieve y, por supuesto, guerras de bolas. Y al final del camino...la cascada Cola de Caballo, fotitos, bocata y otra vez de vuelta al principio. Eso nos pasa por llegar los últimos.

Cola de Caballo



Y por la noche a pesar de estar muertos de cansancio aún quedaban energías para nadar en la piscina y salir de fiesta por los alrededores de los bungalows, con música y sangría incluidas. Qué recuerdos... (La mayoría de las fotos no son aptas para publicarlas por el bien de nuestra dignidad).



Y al día siguiente, con el cansancio del recorrido + la fiesta + dormir unas 5 horas, nos recordamos a nosotros mismos que estamos en la flor de la vida y conseguimos reunir fuerzas para las visitas que nos tocaban: Aínsa y Alquézar, dos pueblos preciosos en los que me quedaría mucho más tiempo sin dudarlo.

Aínsa

Aínsa

 En la torre de Aínsa se puede subir por tan sólo 1 euro y merece la pena disfrutar de estas vistas y para los amantes de ver campanas gigantes. (Quién sabe...)
Alquézar

Qué lugares más maravillosos nos aguardan a la vuelta de la esquina, y nosotros empeñados en ir siempre a los mismos lugares y hacer siempre las mismas cosas. Se necesita muy poquito para descubrir lugares únicos y vivir cosas increíbles, sólo hace falta dar el paso.


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